sábado, 19 de diciembre de 2015

La Misericordia en los “Dictados de Jesús a Marga” (2)

Continuamos copiando algunas frases, en los “Dictados de Jesús a Marga” (Tomo Rojo: “La Verdadera devoción al Corazón de Jesús”), en los que aparece la palabra “Misericordia”. Si las meditamos despacio, en nuestra oración, nos servirán mucho para vivir intensamente el Año de la Misericordia.


— Escuchad, ved. Escuchad y ved los signos de los tiempos. Ved y tened pavor sólo de no estar convertidos a tiempo. Lo demás dejadlo a la Misericordia de Dios. Él sabe qué hacer. Poneos fielmente en sus manos, que determinará la suerte a seguir de cada uno de vosotros. ¿Alguno quiere ofrecerse antes? Si al Padre le ha parecido bien, tomará vuestro ofrecimiento para la Vida Nueva (Jesús, 10-I-2002).

— Se abren los Pozos de mi Misericordia: ¡Entrad!, ¡entrad todos! Luego, dentro de poco, serán cerrados. Entrad antes del Día. Luego no podréis arrepentiros, no os será dado, porque vosotros mismos os lo negasteis (Jesús, 14-VI-2002).

— Me dirán: «¿Cómo es que Dios ha agotado su Misericordia? Mi Misericordia es inagotable; tendré Misericordia de quien tuvo misericordia. Pero llegará un momento que ya no vas a llamar más a conversión (palabras de Marga). Sí, el tiempo mesiánico se acaba, y empieza la era de Cristo Rey, de María Reina sobre los corazones, el Reinado de Paz y de Justicia, de Vida y Amor. El tiempo del rescate se acaba, y los que no han sido rescatados, no podrán serlo luego, porque todo lo creado lo voy a renovar, porque tiene que ser la tierra purificada. De todas vuestras inmundicias os purificaré, os limpiaré, arrancaré de vuestro pecho el corazón de piedra y os daré un corazón de carne (Jesús, 29-VIII-2002).

— Lo que Yo quiero contigo es que me conozcan tal cual soy, y soy un abismo infinito de Amor y Misericordia, porque gozo y estoy dentro del Abismo Infinito de la Misericordia de Dios, más que cualquier otro hombre, y os amo y Le amo tanto que os participo de ese Amor por su Amor y mi Amor (María, 17-IX-2002). A continuación Marga explica esto en una nota: “Es Voluntad de Dios que la Virgen nos participe de ese Amor de Dios, y a la vez Ella lo desea porque nos ama como Él nos ama, y Le ama a Él Infinitamente, con su mismo Amor, es el mismo Amor de Dios que Ella para amarle a su vez. Y como participa tanto de la Esencia de Dios, es Dios mismo el que nos ama a través suyo”.

— Mira que Yo detuve las Apariciones dadas en Garabandal porque no se me hacía mucho caso. En espera del Gran Milagro, se retrasa el tiempo para creer y se les prohíbe a mis fieles acudir y recibir las Gracias que Yo quiero dar desde allí. ¡Tapáis los Caudales de mi Misericordia! ¿Cómo queréis recibir mis Gracias si me tenéis taponadas todas las vías de acceso a mis fieles? Sí, esto fue el tema que les hizo retrocederse y no aprobarlo, en espera de otros acontecimientos más sobrenaturales. Pero hijos, Yo os digo: ¡¿más?! ¿Qué esperáis ver ya para poder creer? (María, 14-V-2003).

— ¿Quieres ser tú cauce de mi Corazón? Mira el cuadro de la Misericordia. De mi Pecho salen dos rayos que van a caer a los hombres. ¿Crees tú que llegan a todos los hombres? No, no llegan. Sólo a unos pocos. Bien por unas causas y otras, pero sólo a unos pocos. ¡Esos pocos tienen el deber de darme a conocer! ¿Qué es esto de que esta Devoción es una devoción de «viejas y de melindres»? ¿Es que sólo tienen necesidad de mi Misericordia los mayores y los enfermos? ¡¡Todos!! Todos tenéis necesidad de mi Misericordia. Desde los más pequeños a los más mayores. ¡Oh, cómo harías tú las Delicias de mi Corazón si fueras capaz de adaptar mi Devoción a los más pequeños y que ésta se difundiera por todas partes! (Jesús, 3-V-2005).

— Sabed que estáis en los días en los que la Misericordia de Dios se manifestará a vosotros en forma de Ira de Dios. Pocos lo entendéis. Pocos lo entendéis ahora, pero será la única forma en que los míos vengan a Mí. Yo sufro por vosotros. Sufro por los que ni aun así lo entenderán. Sufro por los que no vendrán (María, 12-X-200 5).

— Yo reservo copiosos tesoros de mi Misericordia para los grandes pecadores arrepentidos. Yo les amaré por lo que nunca se han sentido amados. Yo les sanaré. Se librarán de sus tentaciones que les atenazan y les esclavizan. Yo les daré mi Amor. Y en Él se recompondrán y quedarán salvos (Jesús, 24-V-2006).


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