martes, 10 de diciembre de 2013

Mensaje de Dios Padre

El 24 de noviembre de 2013, Carlos Gay, hombre casado, con tres hijos, que vive en Chihuahua, México, recibió un mensaje de Dios Padre. Un resumen de su historia reciente, se puede ver en otra entrada de este blog: Mensaje urgente de Nuestra Señora.

Otoño en los bosques
 Foto de archivo - 300651

Mensaje de Dios Padre (recibido el 24 de noviembre de 2013)

Yo soy su Padre Celestial pequeños míos. No teman mis amados hijos y fieles seguidores, que el Padre Celestial su amadísimo Padre está aquí, hijitos míos. Honren mi Santo Nombre, pequeños míos. 

Alaben mi Santo Nombre, con todas las creaturas que en este momento bendicen, alaban y glorifican mi Santo Nombre. 

Yo Soy el que Soy, pequeñitos míos. Yo soy el Alfa y la Omega. Yo Soy el que siempre ha existido, el que siempre ha estado, el que ha existido desde siempre, soldados valientes. 

Cuánto les amo, creaturas preciosas. Mi amor por ustedes, pequeños míos, es incondicional. Cómo me alegran pequeños míos. Cómo traen alegría a mí; por su amor, por su entrega en esta misión que he encomendado, hijitos míos, en el mundo entero, en este momento, por medio de mis videntes y mis profetas. 

Y ustedes, hijitos míos, con esa humildad que tienen, pequeñitos míos, se han unido. No han cuestionado mi Santa Palabra dada a ustedes por medio de estos mensajes santos y divinos, pequeñitos míos, que sólo pueden provenir de mi Sabiduría, de mi Luz, que es eterna, que es claridad, que disipa toda tiniebla, toda oscuridad, pequeñitos míos. 

Porque así es la Palabra mía derramada por medio de mi Santo Espíritu, que ilumina los corazones de todas las personas que acepten con humildad y confianza, y que abran su corazoncito como ustedes lo han hecho, pequeños míos, desde que empezaron a seguir, desde que empezaron a confiar en todas las profecías que yo, su amadísimo Padre Celestial, y mi amado Hijo Jesucristo les dábamos por medio de este hijo escogido, al cual tanto quiero y protejo, pequeñitos míos.

Muy pronto, pequeñitos míos, van a ser testigos de esta gran intervención divina de los cielos, pequeñitos míos. Tienen que prepararse: prepárense pequeñísimos míos. Hoy, sí, el tiempo ya es muy corto. Va a ser demasiado corto para la humanidad entera, pequeñitos míos. 

Porque, desde hace tres años estoy comunicando mi santa voluntad por medio de mis mensajes, por medio de esta misión que le ha sido confiada y en la cual mi hija María De La Divina Misericordia. Miren que mi hija ha sido muy calumniada es muy atacada en este momento. Yo necesito, pequeños míos, soldados valientes que, cada vez que se reúnan en mi Santo Nombre, cada vez que se acerquen a la iglesia a la Santa Misa, cada vez que comulguen, ofrezcan todas sus oraciones, ofrezcan todas esas Eucaristías por mi amada hija María De La Divina Misericordia. Porque ella, en este momento, está sufriendo unos ataques muy duros y muy difíciles de mi adversario. Están sembrando, hijitos, cizaña y discordia en contra de mi profeta principal, a la cual le he confiado esta santa misión. 

Necesito de sus oraciones, hijos, necesito que oren con mucha fuerza por mi hija María, para que pueda resistir esta embestida brutal que se va a ir intensificando con el paso del tiempo. Porque cuanto más se acerca el día de la Segunda Venida de mi Hijo Jesucristo, más odio va a ser mostrado hacia mi hija; más odio va a ser mostrado hacia ustedes. 

Miren que ustedes van a ser difamados y calumniados van a ser incluso amenazados, pequeños míos, de que los van a excomulgar si siguen en esta santa misión. Pero yo les digo nadie tiene la autoridad, pequeñísimos míos, de poderlos excomulgar, porque ustedes están siguiendo esta santa misión, que yo mismo he encomendado y que he ordenado con todo mi poder, pequeños míos. Y yo tengo más poder y autoridad sobre aquellos a los cuales les di la potestad de atar y de desatar, pequeñitos míos. 

Estos no son los tiempos de antes. Viven tiempos de angustia, tiempos de confusión. Entonces, que jamás se turben sus corazoncitos, pequeñitos míos. 

Si ustedes alguna vez fueran amenazados, por algunos de mis ministros, con excomulgarlos por defender la verdad —la verdad, hijitos míos, que ha estado guardada desde hace tanto tiempo, la verdad que les estoy comunicando en este momento por medio de mis bellos mensajes, por medio de mis profetas, por medio de mi hijo— no duden, pequeños míos. Ustedes están haciendo lo correcto: confiar en mí, confiar en mí hasta el final. 

Déjenme que les diga, pequeños míos: por esta confianza, porque ustedes se mueven en la fe (yo sé que ustedes no han visto nada, pequeñitos míos, pero si ustedes se mueven por esa fe inquebrantable y maravillosa que he depositado en sus corazones, por mi amor y por mi misericordia), a través de esa fe, pequeñitos míos, ustedes van a ser como un roble fuerte que ningún viento los podrá derrumbar ni les podrá hacer retroceder ni dudar del paso tan decidido que han dado hacia la victoria que los llevara directamente, como les he dicho, antes hacia los Nuevos Cielos y la Tierra Nueva .

Sigan así, como lo han hecho, pequeños míos, confiando en este Padre que los ama que ama; a toda la humanidad entera. 

Miren que yo solo tengo amor por ustedes, hijitos míos. Mi amor es más grande que todo. Mi amor todo lo puede y todo lo sostiene, y no hay poder más grande que el mío: el poder de su Padre Celestial, que en este momento se está derramando sobre todos ustedes, hijitos míos, con gran poder y gloria, y estoy liberando sus corazoncitos que estaban atados, y les estoy dando un espíritu renovado de fe y de fortaleza, una armadura espiritual que les hará crecer y crecer en su amor por mí y por mi Hijo Jesucristo.

Hagan lo que les diga mi Hijo. Tienen que prepararse, hijitos míos. Se acerca el Aviso muy pronto, pequeños míos. Les advierto, hijitos míos, que un día, inesperadamente, se van a levantar; y ese día será muy diferente, porque ese día no va a alumbrar la luz del sol, pequeños míos. Todo estará en tinieblas. Todo estará como si fuera de noche, a pesar de que la hora de sus relojes marcará como si fuera el día. Todo estará oscuro. Esa es la señal, pequeños míos. Es una gran revelación que les doy en este momento. Es la gran señal de que es el día del Acto más grande que voy a hacer por todos ustedes y por mis hijos en el mundo entero. Es cuando los dos cometas colisionarán con un impacto terrible en el firmamento, pequeñitos míos. Y como en lenguas de fuego, yo derramare mi amor y mi misericordia sobre todos ustedes, pequeñitos míos. 

Prepárense con una buena confesión. Es muy importante que estén en estado de gracia constante. Para aquellos hijos impedidos de acercarse al sacramento de la reconciliación les pido que recen la oración número veinticuatro, para que yo les pueda ofrecer inmunidad, pequeñitos míos. Recuerden que tienen que hacerla por una semana. Tienen que ser los siete días seguidos, sin fallar. Si por alguna razón fallan en hacerla algún día, tienen que volver a empezar y continuar hasta que completen los siete días. Y son siete días porque el número siete es perfección, como su Padre lo es: la perfección absoluta, pequeñitos míos. Es muy importante que hagan llegar esta maravillosa oración a todos sus hermanos, a sus familiares y amigos que sepan que están lejos de mí, que no estén en un estado de gracia o que pudiesen estar impedidos de acercarse a comulgar el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo Jesucristo. Tienen que hacerlo, pequeñitos míos. Es una encomienda que les hago en este momento. Pidan copias. Mi hijo se las podrá entregar, con mucho gusto, si es que no tuviesen copia de esta maravillosa oración, de este gran regalo que les he dado.

Entonces, pequeños míos, ya saben lo que hay que hacer; lo que tiene que hacer cada uno de ustedes: prepararse con la oración, prepararse con un estado de gracia, para que cuando se encuentren delante de mi Hijo no sientan vergüenza y puedan estar frente a Él mirándolo a los ojos, y no tengan de que avergonzarse.

Ciertamente, hijitos míos, sentirán pena por esos pecados que ustedes ya han olvidado, porque vamos a revisar toda su vida. Pero mi Hijo les dará el tiempo suficiente, el tiempo necesario para que se vuelvan hacia Él y le pidan misericordia. Pero ustedes no se preocupen. 

Miren que por ser mis fieles y amados discípulos, yo les voy a dar un gran regalo. Y es que no van a sufrir el día del aviso. Les voy a conceder inmunidad desde hoy, pequeñitos míos, a todos ustedes y a todos mis seguidores en el mundo que se reúnen para rezar mis Cruzadas de oraciones, para rezar el Rosario de mi Santísima Hija, la Virgen María, y la Coronilla de la Divina Misericordia de mi amado Hijo Jesucristo. 

Miren que yo les concedo inmunidad a todos mis hijos por creer en mí y en esta santa misión, que he encomendado como un último esfuerzo para poderlos reunir a todos ustedes en mis brazos, pequeñísimos míos.

El tiempo es cada vez es mas corto. Como mi hijito les leía el mensaje, ya todo está en su lugar. Ya todo está listo. Esperen muy pronto, pequeños míos, las primeras señales de que el Aviso se acerca. Pero no tengan miedo, pequeños míos. 

Que esas primeras señales les sirvan para invitar a más de sus familiares y amigos a que se preparen. Si no les creyesen esta buena nueva que les estoy trayendo, en esta noche, con tanto amor, yo les aseguro, pequeños míos, que cuando empiecen a ver los primeros signos extraños en el sol, todos estarán temerosos porque sentirán en sus corazones que algo muy grande se acerca. 

Será también un don mío hacia todos mis hijos, para despertarlos ya de que el tiempo se ha terminado, hijitos míos, de que ese tiempo que yo le concedí a esta humanidad ha llegado a su fin. 

Ahora es tiempo de dar paso, hijitos míos, para que se cumpla todo lo que está escrito en la Santa Biblia: todas esas profecías que han estado guardadas, que han estado escritas desde que se escribieron los Evangelios. 

Por eso, hijitos míos, es que Yo, su amado Padre Celestial, he fijado el tiempo de hoy para intervenir con gran poder, para derrotar a mi adversario para siempre y poderlo atar para siempre, para que ya jamás me robe almas, me robe a hijos. Porque esta es la manera en que mi adversario me puede lastimar: robándose a mis hijos, pequeñísimos míos. Porque mi adversario sabe que él no tiene poder para vencerme. Pero él me ataca robándome hijos, robándome a ustedes, apartándolos de mí para siempre. 

Por eso he decidido ya que es el tiempo de intervenir. Y miren que todos estos eventos ecológicos, desastres naturales, se van a ir intensificando con una fuerza y una velocidad muy grande. 

Por eso, hijitos míos, sigan conservando el sello del Dios Vivo en sus hogares. Si es posible, adquieran copias del sello en un tamaño que lo puedan portar, ya sea que lo lleven en sus bolsos o en sus carteras. Porque este sello, de ese tamaño, los protegerá a donde quiera que fuesen. Pídanle a mi hijo para que les diga cómo pueden adquirir este tipo de sello de este tamaño, como se los pido en este momento, hijitos míos. Yo soy su Padre su Padre Celestial, pequeñísimos míos, que los ama con un amor eterno e infinito. 

Y ánimo, soldados valientes, que la victoria está cerca. La victoria, pequeñísimos míos, estas muy cerca. Yo les amo, les amo con un amor eterno. Les doy una bendición muy grande, y muy especial. Les voy a conceder todo lo que me han pedido dentro de su corazón. Solamente tengan paciencia. Tengan paciencia y confíen en mí. 

Voy a responder a todas y cada una de sus solicitudes que me han hecho en silencio, en lo profundo de su corazón. Yo, su amado Padre Celestial que lo conoce todo, he mirado sus corazones, he mirado sus pensamientos. No se preocupen, pequeños míos, no se preocupen por el día de mañana, qué van a comer o de qué van a vivir. Todo está en mis santas manos. Las preocupaciones no tienen por qué turbarles en este momento, hijitos míos. 

Miren que yo les multiplicare donde no hubiese, si ustedes confían en mí. Yo soy el Dios del todo. Soy el Dios que todo lo puede hacer y transformar. Jamás lo olviden. Mi poder traspasa fronteras, traspasa universos, pequeñísimos míos. Confíen en mí y nada les faltara. 

Les dejo esta bendición muy especial, en el nombre del Padre, en el nombre del Hijo y en el nombre de mi Santo Espíritu. Amen.

3 comentarios:

  1. Me pueden indicar como acceder a las oraciones de las cruzadas que siempre se mencionan?
    Bendiciones

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    1. Se pueden encontrar en el siguiente enlace: http://www.internetgebetskreis.com/es/oraciones/cruzada-de-oracion-a-partir-del-18-de-noviembre-importante-/

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  2. Muchas gracias, probaré en el sitio indicado.
    Bendiciones

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