lunes, 18 de febrero de 2013

El Papa y los lobos

Las profecías de la Beata Isabel Canori-Mora (1774-1825: ver datos de su biografía) que se refieren a una futura persecución del Papa, tienen  algunas afinidades interesantes con las profundas palabras que pronunció Benedicto XVI en su mensaje inaugural: "Rezad por mí, para que no huya por miedo a los lobos". El Papa se refería a lo que anunció Jesús sobre la persecución de los cristianos (Mt 10, 16-22: "Os envío como ovejas en medio de los lobos"). Ver post, en inglés, en Unvealing the Apocalypse).


Las palabras del Papa son como un eco de las profecías de la Beata Isabel Canori-Mora, que recuerdan mucho a los mensajes de Fátima. La Beata Isabel tomó notas de las revelaciones recibidas en cientos de cuadernos que se conservan en los archivos de los padres Trinitarios, en San Carlino, Roma. 

El 22 de marzo de 1814 la Beata Isabel rezaba por el Papa Pío VII, cuando de repente tuvo una visión del Santo Padre que era perseguido por una manada de lobos que lo rodeaban. Había a su lado dos ángeles llorando, que recuerdan a los dos ángeles del tercer secreto de Fátima.
"Rodeado de lobos que conspiraban para traicionarlo... Vi el Sanedrín de los lobos rodeando al Papa y a dos ángeles llorando... Cuando les pregunté porque estaban tristes y compungidos, mirando sobre Roma con ojos llenos de compasión me respondieron: 'Ciudad malvada, pueblo ingrato, la justicia de Dios os castigará'".
"El Sanedrín de lobos" es una referencia clara a las fuerzas del secularismo, patrocinadas por la masonería.

El 16 de enero de 1815, los dos ángeles mostraron a la Beata Isabel una nueva visión: 
"muchos eclesiásticos, que persiguen a Jesucristo Crucificado y a su Santo Evangelio, bajo la apariencia de hacer el bien... Como lobos furiosos tratan de quitar de su trono a la cabeza de la Iglesia".
Luego, se le permitió ver la terrible indignación que esto causa en Dios (léase el  mensaje teniendo presente la impresionante imagen del relámpago que cayó sobre la cúpula de San Pedro, en el Vaticano, el 11 de octubre, poco después de que Benedicto XVI anunció su renuncia): 
"Con terror vi los rayos relampagueantes de la luz de la Justicia Divina cayendo sobre mí. Vi edificios que se colapsaban en ruinas. Las ciudades, las regiones y el mundo entero caía en un caos. Sólo se oían innumerables débiles voces pidiendo misericordia. Morirán innumerables personas. [Vi que Dios estaba] extremadamente enojado con aquellos que lo perseguían. Sus manos omnipotentes sostenían relámpagos de luz. Su rostro estaba resplandeciente de indignación. Y sólo su mirada bastaba para convertir a todo el mundo en cenizas".
Esta visión nos recuerda algunos pasajes de la Biblia relacionados con la Segunda Venida de Cristo: "Pues como un relámpago aparece en el Este y brilla hasta el Oeste, así será la venida del Hijo del Hombre" (Mt 24, 27-28).

La Beata Isabel continúo con nuevas visiones el 7 de junio de 1815: 
"Fieros lobos vestidos de oveja, incansables perseguidores de Jesucristo Crucificado y de su esposa la Iglesia Santa... Vi a todo el mundo en convulsión, especialmente la Ciudad de Roma. ¿Cómo podré relatar lo que vi del Colegio Santo? A causa de doctrinas contrarias, juntos con los sacerdotes seculares, eran despreciados, perseguidos y asesinados por gente sin piedad. El clero regular no sufría tan gran dispersión, pero fueron también diezmados. Innumerables hombres de toda condición también murieron en la masacre, pero no todos fueron condenados, pues entre ellos había algunos de costumbres decentes y otros de vida santa".          
En la fiesta de San Pedro y San Pablo, el 29 de junio de 1820, la Beata Isabel vio a San Pedro descendiendo del Cielo, con vestidos de Papa, rodeado de una legión de ángeles. Con su báculo trazó una gran cruz sobre la faz de la tierra, dividiéndola en cuatro cuadrantes. En cada uno de estos cuadrantes puso árboles que surgían con una vida nueva. Cada árbol tenía la forma de una cruz y estaba envuelto en una luz esplendorosa. Todos los laicos buenos y los religiosos se pusieron bajo la sombra de los árboles, y así fueron protegidos del castigo tremendo.  

Lo que vio la Beata Isabel Canori-Mora en esta visión tiene una gran afinidad con lo revelado a Maria Divine Mercy en el mensajes del 12 de abril de 2012. Jesús nos anuncia que el Petrus Romanus, último Papa de las profecías de San Malaquías, es su Pedro (es decir, San Pedro Apóstol):
"Mi amado Papa Benedicto XVI es el último verdadero Papa en esta tierra. Pedro el Romano, es Mi Pedro, el apóstol original, que gobernará Mi Iglesia desde los Cielos bajo el mando de Mi padre Eterno (...). Ellos [se refiere a los seguidores de Satanás] han sido enviados para preparar a los hijos de Dios a aceptar el próximo Papa, que vendrá después de Mi amado Vicario el Papa Benedicto. Este Papa puede ser elegido por miembros dentro de la Iglesia Católica, pero él será el Falso Profeta. Sus electores son lobos con piel de oveja y son miembros del grupo secreto masónico y malvado guiado por Satanás. Así es como Satanás tratará de destruir mi Iglesia. Por desgracia, el Falso Profeta atraerá a muchos seguidores. Quienes se le opongan serán perseguidos".
Al parecer, el círculo de eclesiásticos masones promoverá en la sede de Pedro a un Papa que aceptará el matrimonio de los sacerdotes, la anticoncepción, las uniones homosexuales, el sacerdocio de la mujer, la autoridad colegiada de los obispos (por encima de la que tiene cada uno en su diócesis), la espiritualidad New Age, etc., etc… La mayoría de los católicos se alegrará de que finalmente haya llegado un Papa que "entiende" la modernidad y es "capaz de adaptar la Iglesia al mundo". Por el contrario, los fieles que mantengan la Tradición predicada por Juan Pablo II y Benedicto XVI serán ridiculizados y perseguidos.

La profecía que nos trasmite Maria Divine Mercy es muy fuerte. Habrá que estar al tanto de ulteriores mensajes en The Warning (inglés) y El Aviso de Dios (castellano).

El 9 de febrero pasado, dos días antes de la renuncia del Papa, Mirjana Dragicevic-Soldo, una de las videntes de Medjugorje, durante un testimonio ofrecido en Trieste, Italia, dijo lo siguiente:
"Yo, como vuestra hermana, y porque sé todo aquello para lo que la Virgen nos está preparando, os ruego: amad bien, amad a vuestros sacerdotes, ayudadles, rezad por ellos, sobre todo por nuestro Santo Padre, sobre todo por él, en estos tiempos en los que ahora estamos viviendo. Tiene mucha necesidad de vuestra ayuda, de nuestra ayuda, de nuestras oraciones, de nuestro amor; no de nuestro juicio, porque cuando estemos delante de Dios nos preguntará: ¿cómo has podido juzgar? ¿quién eres tu? ...". 
A continuación, ver el vídeo de este testimonio, en italiano (especialmente a partir del minuto 49:10) .


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